¿Queréis que vuestra boda esté a la altura? ¿Imagináis un dÃa perfecto en el que los invitados se divierten en un ambiente agradable y distendido bajo un sol resplandeciente.? ¿Teméis a las crÃticas de los invitados? ¿Sabéis realmente lo que más les gusta a los invitados? Para poder evitar estos problemas y disfrutar de una boda que guste a todo el mundo, en Idea Boda podemos encontrar todo lo necesario para preparar y organizar un enlace de ensueño, donde no falta de nada, y se recuerde como dÃa muy especial para todos.
Demasiado tiempo de espera
Un tiempo demasiado prolongado entre la ceremonia y la recepción puede llevar al desastre, como tener que esperar mucho tiempo a que los novios se hagan las fotos. Un cóctel que se alarga innecesariamente, o una tarta que no termina de llegar, puede ser tremendamente aburrido. Los invitados se ven mucho menos solicitados que los novios el dÃa de su boda, por eso conviene organizar bien el programa del dÃa.
Lo ideal es que el cóctel del principio no se prolongue demasiado. También es importante hacerse las fotos antes de la ceremonia o prever algún tipo de animación que distraiga a los invitados para que la espera no se haga demasiado larga: un grupo de música, un photocall, y un montón de cosas más.
La distribución de las mesas
La distribución de las mesas es un punto esencial para el buen ambiente de la comida o de la cena. También es una de las partes más delicadas que conviene preparar con mimo para que cada invitado pueda tomar asiento en el lugar que se le ha asignado.
Una música demasiado alta
Algunos invitados adoran bailar, pero muchos otros prefieren continuar charlando durante la velada. Si la música está muy fuerte, algunos invitados pueden verse molestos y acortar su presencia. Lo ideal es que las personas que no desean bailar puedan hablar sin tener que gritar. Lo mejor es adaptar la música para que todos se sientan a gusto, o colocar la música en un sitio apartado para que los invitados que no bailan puedan continuar charlando.
Discursos interminables
Primeramente, el testigo de la novia hace un discurso emotivo de un cuarto de hora. Después, el padrino del novio cuenta los detalles de una ceremonia que todo el mundo está viendo. Finalmente, el padre de la novia empieza a filosofar sobre los bebés y su deseo de convertirse pronto en abuelo. Y todo esto delante de los colegas, los amigos, la familia polÃtica, etcétera.
No cabe duda de que todos estos discursos, entre y plato y plato, no son de buen gusto. Asà pues, lo ideal es limitar el número de invitados que tomen la palabra, haciéndoles comprender que unos discursos demasiado extensos pueden llegar a aburrir al resto.
La ceremonia es un punto importante para los novios, pero la mayorÃa de los invitados esperan que llegue el momento del convite. La verdad es que se alegran de poder tomar una copa de vino, charlando o bailando con otros amigos. Si la ceremonia se eterniza, es muy probable que vuestros invitados terminen durmiéndose.
La fecha de la boda
La boda es la celebración más importante para los novios, aunque esto no sea asà para todos los invitados. Conviene reflexionar bien al escoger el dÃa más apropiado para la celebración. Si la boda se elige durante las vacaciones de verano, es posible que muchos invitados ya estén de vacaciones. A veces, el dÃa que se escoge compensa económicamente, puesto que los precios son mucho más asequibles, pero también es posible que para esas fechas los invitados tengan otro tipo de obligaciones familiares.
Por ejemplo, celebrar la boda el dÃa de la madre o el dÃa del padre, no es una buena idea. Es muy posible que los invitados lamenten tener que dejar de lado a sus padres para participar en el enlace de los novios. Igualmente, conviene evitar los dÃas donde se celebran eventos deportivos de cierta importancia, puesto que lo que se pretende evitar es que los invitados estén pendientes todo el tiempo de la televisión o del móvil para seguir los resultados de algún partido de fútbol.
El dress code
Es verdad que los novios desean que todo quede perfecto, incluido el look de los invitados. Si realmente os decantáis por adoptar un dress code, conviene evitar imponer demasiadas exigencias que terminen por incomodar a los invitados. Por ejemplo, la obligación de vestirse de un color determinado, o de llevar sombrero puede provocar que los invitados se sientan ridÃculos y que no encuentren fácilmente la etiqueta exigida por parte de los novios.
Lo mismo ocurre en cuestión económica, ya que la gente no quiere gastarse mucho dinero para acomodarse a las exigencias del vestir que los novios han impuesto a todos los invitados.
En resumen, un dress code puede estar bien, pero debe ser siempre flexible. Por ejemplo, se puede exigir un toque de azul, y no tanto que todo el mundo vaya vestido de ese color de los pies a la cabeza. Se les puede pedir a los invitados que lleven algún elemento escogido de un tema determinado, pero no exigir un traje o un vestido que tengan que comprar expresamente para la ocasión, adaptándolo a las exigencias de ese dÃa. No olvidemos que es muy probable que ese traje o vestido solo lo puedan llevar una vez en la vida.
Pagar las bebidas
Tener que llevar la cartera durante la recepción de la boda puede ser bastante incómodo, y a los invitados esto no les gusta nada. Si el presupuesto es limitado, lo ideal es evitar la barra libre. Para ello, lo mejor es limitar la oferta en bebidas sin alcohol, cerveza o vino, al menos en las primeras horas del banquete. De esta forma todo el mundo quedará satisfecho, sin tener que salirse de lo presupuestado.