¿Hace tiempo que sufres problemas de acné? Si crees que esta situación es inevitable y que la única cosa que se puede hacer es esperar a que el tiempo pase, pues estás equivocada. Existen tratamientos eficaces que pueden mejorar la situación y evitar las consecuencias tan molestas y poco estéticas que provoca el acné.

El acné, un problema con varias soluciones

El acné es un problema de piel muy frecuente. De hecho, el 80% de los adolescentes se ven afectados, sobre todo los varones. El acné, al mismo nivel que la diabetes o el asma, puede tener muchas consecuencias sobre la persona que se ve afectada. En efecto, falta de autoestima, aislamiento social, ansiedad, depresión y dificultades para encontrar un empleo son consecuencias posibles relacionadas con el acné. Con el fin de evitar que tales situaciones se den y prevenir las cicatrices que pueden resultar de esta afección, se debe iniciar un tratamiento lo antes posible.

De forma general, el tratamiento del acné es más fácil en el adolescente que en el adulto. Varias medidas se pueden aplicar para que la piel recupere su mejor aspecto.

Granos

Limpiar correctamente la piel, un gesto básico

La limpieza de la piel constituye la primera etapa del tratamiento. Las zonas afectadas deben limpiarse delicadamente dos veces al día con agua templada y un limpiador suave y sin perfume.

En farmacia existen muchos productos limpiadores, como crema para cicatrices de acné. Se puede consultar con el farmacéutico para hacer la elección más correcta.

Algunos consejos relativos a la limpieza de la piel

Tan solo conviene limpiarla dos veces al día, ya que se puede irritar y empeorar el problema. Además, hay que enjuagar la piel una vez que se haya limpiado. Nunca se debe frotar la piel con fuerza a la hora de sacarla. En cambio, lo ideal es utilizar una toalla limpia y aplicarla suavemente sobre el rostro a base de golpecitos. Conviene limpiar la piel después de haber sudado o de haber practicado algún tipo de deporte.

La hidratación de la piel

Para mantener su aspecto saludable, la piel debe estar bien hidratada. Una piel seca y deshidratada se defiende produciendo mayor cantidad de sebo, lo que agrava el acné. Lo más razonable es pedir opinión al dermatólogo o al farmacéutico antes de la compra de un producto determinado. De forma general, se trata de escoger un producto hidratante que presente las siguientes características:

  • que no contenga perfume,
  • que no irrite la piel,
  • que no lleve alcohol,
  • y que sea suave.

Varios productos hidratantes disponibles en farmacia están especialmente concebidos para pieles con tendencia a producir acné.

El tratamiento del acné ligero

Si el acné se presenta en forma de pequeños granos con la cabeza blanca o pequeños granos rojos, entonces es que se sufre un problema de acné ligero. En este caso, los productos tópicos son sin duda los mejores aliados, y se venden sin problema en la farmacia.

Los agentes activos habitualmente utilizados en las fórmulas anti acné son el ácido salicílico, y el peróxido de benzoilo. Los productos que contienen estos componentes han demostrado que sirven perfectamente para controlar el acné ligero. Se pueden adquirir en forma de gel, loción, crema, espuma, etcétera. Si la piel es seca o sensible, la elección de una crema o de una loción es preferible, puesto que hidrata al mismo tiempo la piel. Por el contrario, si la piel es grasa, las soluciones o los geles a base de alcohol son los más indicados, puesto que secan en mayor medida.

Es importante recordar que estos productos deben ser aplicados frecuentemente durante varias semanas para que sean eficaces. Además, se deben tratar todas las zonas donde el acné se encuentra. Puede ocurrir que la piel se vuelva irritada tras el empleo de estos productos. En este caso, se debe reducir temporalmente la frecuencia de aplicación para resolver el problema. Vale la pena insistir, porque la irritación puede desaparecer con un uso prolongado. En caso contrario, será necesario cambiar de producto.

El tratamiento del acné moderado o grave

Ante un acné severo, suele ser preferible consultar con un médico. Si no se trata puede provocar cicatrices permanentes. Estos son algunos de los signos que pueden indicar que se tiene acné severo:

  • Vasta extensión de grano sobre el rostro,
  • granos más gruesos, más rojos, llenos de pus o sensibles al tacto,
  • presencia de quistes,
  • presencia de inflamación,
  • respuesta insatisfactoria a las cuidados de base y al uso de medicamentos tópicos de venta libre,
  • los hombros, la espalda o el pecho se ven afectados.

El tratamiento del acné severo requiere normalmente recurrir a medicamentos prescritos. Una vez más, la paciencia es fundamental, puesto que estos tratamientos tardan varias semanas antes de ser eficaces. El médico y el farmacéutico pueden ayudar a sopesar las ventajas y los inconvenientes de las diferentes opciones disponibles:

  • Antibióticos por vía oral o tópica,
  • terapias hormonales,
  • productos tópicos a base de derivados de ácido retinoico,
  • isotretinoina por vía oral.

El farmacéutico puede informar sobre todos los aspectos de la medicación utilizada en el tratamiento del acné, incluyendo los efectos secundarios, las precauciones a tomar, y las modalidades de uso.

En la mayoría de los casos, el acné ligero puede tratarse sin consulta médica previa. Solamente el uso de productos disponibles en farmacia permite que la piel vuelva a su estado saludable. No obstante, conviene acudir al médico si estas medidas no son suficientes o si el acné es más grave. Dicho de otra forma, se corre el riesgo de llevar durante mucho más tiempo las cicatrices provocadas por el acné.