Pasamos muchas horas en el trabajo, tantas que a veces confundimos la vida personal con la laboral. Muchos de nosotros hemos hecho grandes amigos en el trabajo, hemos salido de fiesta con ellos e incluso, es posible, que hayamos tenido algún pequeño affair con uno de nuestros compañeros. No obstante, la pregunta es, ¿es bueno tener una pareja en el mismo entorno de trabajo?
Lo cierto es que cada vez es más común que esta situación se lleve a cabo. Las largas jornadas laborales que gozamos consiguen que pasemos más tiempo rodeados con gente de dentro de nuestra oficina que de fuera.
Y como la ley de la atracción interpersonal es cierta, es normal que el roce haga el cariño. De hecho, está demostrado que es mucho más probable por estadÃstica que nos enamoremos de alguien que vive a 100 metros a la redonda que alguien que lo hace a 100 kilómetros. No es de extrañar, llegados a este punto, que sentirnos atraÃdo por alguien al que vemos ocho horas al dÃa, cinco dÃas a la semana, sea de lo más normal.
Hay dos puntos de vista respecto al efecto de tener una pareja en el mismo trabajo. El primero está relacionado con el amor y el hecho de que nuestro cuerpo segrega unas sustancias que nos hace estar súper contentos producto del enamoramiento: la dopamina, la feniletilamina y la ocitocina.
Estar enamorados hace que vayamos más motivados a trabajar y es que saber que encontaremos allà a la persona que más deseamos ver, es una gran razón de peso para ir con alegrÃa.
Sin embargo los efectos negativos también pueden ser importantes ya que el amor consigue que nos obsesionemos con una misma persona, y tenerla a menos de diez metros puede crear más de una distracción que a nuestros jefes no les hará ni pizca de gracias.
Además si la cosa luego se tuerce, puede ser un problema en la oficina, ¿quién dijo que no debÃa mezclarse los negocios con el placer?