La vida de las cosas parece mucho más corta de lo que realmente es. En un documental muy interesante llamado La historia de las cosas de Annie Leonard se nos habla de como el capitalismo feroz ha convertido nuestro dÃa a dÃa en un espacio para los objetos de «kleenex», de usar y tirar.
Vivimos pues en una sociedad acostumbrada a poner fecha de caducidad a todo, no sólo a los alimentos, sino también a la cosas. Por mucho que la vida útil de un objeto sea de ocho años, tendemos a cambiarlo incluso antes de la mitad, cuándo consideramos que su funcionamiento no es óptimo o simplemente, cuándo se nos queda anticuado.
Esto sucede en nuestras viviendas de manera más habitual de la que creemos: ropa, electrodomésticos, objetos, etc. Para cuidar a nuestro gran pequeño planeta debemos intentar limitar este uso y consumo abusivo que tanto está afectándolo y por tanto debemos empezar en el propio hogar.
Reducir significa dejar de comprar de manera descontrolada, comprando cosa que no necesitamos o utilizar las que tenemos hasta su última consecuencia. ¿Si tenemos un móvil que funciona para que nos vamos a comprar uno nuevo? ¿Sólo porqué nos han dicho que lo necesitamos? Es necesario ser consciente de nuestras necesidades y reducir las que sean abusivas.
Reutilizar significa utilizar de nuevo aquellos objetos que de entrada parece que ya hayan cumplido la función por las que fueron hechos. Un ejemplo sencillo es en el de las bolsas de plástico, si se está hablando tanto últimamente de hacer pagar en los centros comerciales las bolsas de plástico es porqué una bolsa de plástico tiene una vida muy larga. Saber reutilizar es imprescindible.
Reciclar significa separar los materiales para poder darles una segunda vida una vida, lanzando sus restos en contenedores distintos que facilitan más tarde su separación. Nuestro planeta se ahoga tal y como hemos podido ver con la cada vez más debilitada capa de ozono, asà que demos un respiro y ¡reciclemos!