Una comida sana es igualmente la clave de un cuerpo sano. Esta frase evidente confirma la de Hipócrates proclamando 400 años antes de Cristo “que tu comida sea tu primer medicamento”. Así que quizás sea el momento de cambiar los hábitos alimenticios.
Una alimentación sana y equilibrada es la base de la vitalidad y de la salud. Alimenta el sistema inmunitario para permitir combatir los problemas de salud a los que nos podemos ver enfrentados.
Dejar de lado la comida basura
Cambiar los hábitos alimenticios por una alimentación sana y equilibrada comienza primeramente evitando la comida basura. Una actividad física, en complemento de una nutrición sana, es igualmente la garantía de una vida en plena forma y en buena salud.
Nutrición sana y actividad física
Esta higiene de vida ayuda al metabolismo y permite evitar las carencias. Comer razonablemente en cada comida, de 3 a 4 veces al día, y sobre todo evitar el picoteo.
Cuando hablamos de ser razonables y de higiene de vida, no es algo muy complicado, y se resume en tres puntos claves:
- Comer alimentos sanos y naturales,
- eliminar los platos industriales,
- practicar una actividad física.
- Estos tres consejos sencillos no son complicados de poner en práctica.
Los regímenes no son buenos para la salud
Por supuesto, se pierde rápidamente peso siguiendo un régimen, salvo que los efectos sobre la salud y sobre el cuerpo pueden ser catastróficos. Además, si se realiza un régimen sin seguimiento médico, las consecuencias pueden ser dramáticas para el sistema inmunitario. Entre otras cosas se vuelven a recuperar los kilos perdidos una vez que se vuelve a establecer una alimentación normal.
Un régimen afecta en efecto al sistema inmunitario y se recuperan los kilos perdidos de forma rápida. Por esta razón se debe priorizar la calidad nutritiva de la alimentación.
Cambiar los hábitos de alimenticios
Se deben cambiar los hábitos alimenticios. Si fuera necesario se pueden seguir los consejos de un dietista que sabrá adaptar las comidas a las necesidades personales, al tiempo que será capaz de educaros para una alimentación sana y equilibrada.
También se aprende a preparar comida mejor equilibrada para mantener una tasa de glicemia estable, y evitar los alimentos que contienen demasiado azúcar, demasiado sodio o demasiadas grasas saturadas.
Por la mañana es bueno comer glúcidos y fibras en el desayuno, como un bol de copos de avena, por ejemplo. No os olvidéis incluir en la alimentación proteínas y verduras crudas, como ensaladas que son ricas en fibras. Es capital aportar fibras para el cuerpo, porque permiten de una parte regular el sistema digestivo, pero también tienen la ventaja de aportar un sentimiento de saciedad que permite evitar el picoteo.
Un imperativo, evitar la comida basura
El picoteo es un desarreglo de la alimentación que puede tener importantes consecuencias sobre la salud. Por esta razón se debe comer correctamente y de forma regular durante el día. Es esencial integrar un máximo de alimentos sanos y naturales en la alimentación, como frutas y verduras. Conviene vigilar la comida y evitar la comida basura a toda costa.
En caso de duda, conviene consultarlo con un médico nutricionista, porque puede ayudaros a establecer un régimen a medida para ayudaros a cambiar vuestros hábitos alimenticios y mejorar así la salud en general.