Hoy en dÃa, los desmaquilladores se elaboran para limpiar con suavidad tanto el rostro, los ojos como los labios. Están compuestos por principios hidratantes, tonificantes, refrescantes, con elementos nutritivos y activos antiarrugas que se adaptan a cada tipo de piel.
Una amplia selección
Las leches: son las más clásicas que nunca pasan de moda. Estas leches demaquilladoras están disponibles en envases que respetan la pelÃcula protectora de la piel, adaptándose bien a los amantes de estas texturas cremosas y lechosas.
Este tipo de cosméticos están especialmente indicados para pieles normales, mixtas, maduras y secas que habitualmente sufren la tirantez propia de la falta de sebo. Las leches procuran ofrecer una buena sensación de confort cutáneo.
Las aguas: son ideales para las personas que tienen prisa, puesto que limpian y tonifican la piel de una sola vez. No hace falta enjuagarse la cara, a la vez que dejan una agradable sensación de frescor. Generalmente se adaptan a todos los tipos de pieles, incluso a las más sensibles.
Los geles y cremas: se recomiendan para las pieles mixtas y grasas, ya que limpian el rostro, dejando una verdadera impresión de pureza. Tras su uso se debe enjuagar bien la cara.
Las espumas: son fáciles de usar, y tienen un efecto secante, por lo tanto se destinan a las pieles grasas y que sufren por culpa del acné. Se utilizan en emulsión sobre una piel húmeda, lo contrario a lo que ocurre con las leches desmaquilladoras.
Los panes dermatológicos son clásicos en este tipo de cosméticos, pero muy eficaces porque aportan el confort necesario para las pieles secas y reactivas, gracias a sus propiedades suavizantes y calmantes de los agentes grasos. Este tipo de productos se adapta bien a las personas con una piel grasa dañada. Sus agentes bactericidas ayudan a luchar contra el exceso de sebo.
Para optimizar el proceso del desmaquillaje se recomienda el uso de un tónico que sea capaz de eliminar las últimas trazas del maquillaje, al tiempo que vuelven a cerrar los poros de la piel.