La enfermedad de Parkinson suele ser un handicap bastante importante: todos los gestos se hacen complicados y difÃciles. Los músculos se tensan, y el inicio de cualquier movimiento es casi una proeza fÃsica. Además del tratamiento que se debe seguir de manera estricta, existen ejercicios y actitudes de vida que se pueden adoptar para facilitar el dÃa a dÃa de un enfermo.
Los medicamentos deben tomarse de forma regular, a pesar de que su efecto tarda meses en notarse. Los horarios de la toma de medicamentos deben ser respetados: un olvido corre el riesgo de agravar los sÃntomas. El tratamiento debe ser objeto de ajustes terapéuticos frecuentes.
Para ello es bueno disponer de un cuaderno de vigilancia donde se va anotando la evolución de la motricidad, y donde el enfermo facilita la adaptación del tratamiento a su caso en particular. Una persona especializada es la más indicada para hacer este seguimiento. Las grandes ciudades suelen facilitar un servicio de enfermerÃa para el cuidado y vigilancia de personas mayores y/o dependientes. La enfermerÃa en Barcelona, por ejemplo, responde adecuadamente a las demandas de las familias que solicitan este tipo de ayuda.
Consejos alimenticios
En realidad no existe un régimen alimenticio particular. En cualquier caso, es bueno seguir una serie de consejos útiles:
- Beber agua: En caso de mucho calor, se aconseja beber agua abundantemente.
- Comida pobre en proteÃnas: El tratamiento tendrÃa mayor eficacia en ciertos pacientes que siguen este régimen un tanto especial, pero sólo es bueno seguirlo cuando se tiene la aprobación por parte el médico.
- Comer fruta, verduras y cereales ricos en fibras: Es importante llevar una alimentación adaptada a la evolución de la enfermedad. Los alimentos ricos en fibras permiten evitar el estreñimiento.
Actividad fÃsica
Es importante mantener cierto ritmo de actividad fÃsica: el ejercicio aumenta la movilidad, el equilibrio y la coordinación de los movimientos. Se deben evitar los gestos bruscos y prever un tiempo de reposo. También se debe dormir el tiempo suficiente para recuperar la energÃa perdida durante el dÃa.
Una buena higiene de vida y unos buenos gestos cotidianos permite al paciente ralentizar los efectos de la enfermedad, y recuperar un poco de motricidad y de autonomÃa. En cualquier caso, un servicio de enfermerÃa a domicilio puede ser necesario y útil en ciertos casos, especialmente cuando los enfermos tienen cierta edad, y no pueden valerse por sà mismos.