Un problema recurrente cada año ni bien comienza la vuelta al colegio es el tema de estar atentos y pendientes de que los niños no se llenen de piojos.
El clima propio del otoño con calor y humedad hace que los piojos, que no son otra cosa que parásitos que se alojan en el cabello, tengan un ambiente propicio para reproducirse.
Pero además, a las condiciones antes mencionadas se suma la gran cantidad de niños en lugares cerrados como las escuelas y guarderías, favoreciendo el contagio entre unos y otros.
– Higiene estricta
La higiene es parte fundamental para combatir los piojos y siempre es más fácil detectar los parásitos en un cuero cabelludo limpio.
De todas maneras cabe aclarar que si bien la higiene es indispensable existen casos de cueros cabelludos limpios en los que los piojos logran sobrevivir y hasta reproducirse.
– Repelentes para piojos
Una vez que aparecen los piojos será necesario utilizar productos apropiados y repelentes como estos que se venden en farmacias o droguerías y son conocidos como “antipiojos” que ayudan a repeler o evitan que los parásitos aniden en la cabeza tratada con el líquido.
En la actualidad existen diferentes productos para luchar contra los piojos, algunos tienen composiciones naturales y otros sintéticas, pero todos tienen como objetivo eliminar estos parásitos cuando se han instalado en el cabello.
Spray o espuma son las dos formas de presentación de los productos antipiojos y suelen actuar de manera eficaz pero es necesario aplicarlo diariamente sobre el cabello limpio y seco, durante 5 días, para evitar que las larvas del parásito se vuelvan a instalar en el cuero cabelludo de los peques.
Es conveniente recordar que los especialistas en dermatología recomiendan no recurrir a “remedios caseros” para combatir los piojos, no solo porque carecen de efecto sino porque también pueden resultar tóxicos.
¿De donde vienen los piojos?
Ya conocemos cómo combatir los piojos pero, existe una pregunta que muchas personas se hacen y es ¿de donde vienen los piojos?, fundamental para prevenir y combatir estos parásitos que existen en el mundo desde hace millones de años.
Estos parásitos se alimentan de sangre y lo más importante, no puede sobrevivir más de 24 a 48 horas fuera de la cabeza, siendo su transmisión por contacto directo de la cabeza de una persona a otra.
Sin embargo, es bueno tener en cuenta que los piojos también pueden transmitirse a través de ciertos artículos como almohadas, cepillos, peines o sombreros.
Los síntomas que advierten la presencia de piojos pueden detectarse tanto en el cuero cabelludo como detrás de las orejas y lo primero que se advierte es una sensación de movimiento a través del pelo, picazón y en algunos casos una reacción alérgica a las picaduras.
El piojo adulto puede llegar a tener el tamaño de una semilla de sésamo y su color es blanco-grisáceo, ya las denominadas ninfas (piojos bebés) son mucho más pequeños y difíciles de ver a simple vista.
Ya las liendres (huevos de los piojos) antes de eclosionar pueden verse en el pelo como pequeños puntos de color dorado y tras eclosionar se advierte un polvillo blanco o transparente.
Cómo prevenir la aparición de piojos
Revisar diariamente la cabeza de los niños es fundamental para prevenir la aparición de piojos y en su caso detectar tempranamente la presencia de los mismos comenzando el tratamiento para eliminarlos.
Una excelente herramienta es la lendrera, tradicional peine de púas para piojos muy eficaz para realizar la revisión y retirar tanto las liendres como los piojos adultos o crías de los mismos si los hay.
Después de utilizado este peine especial es necesario limpiarlo bien dejando este elemento y los peines o cepillos del pelo que se utilizan habitualmente en una mezcla de agua caliente y jabón durante 10 minutos.
Tras haber eliminado los piojos será necesario hacer una revisión periódica una vez por semana de la cabeza del niño ya que el piojo puede poner hasta ocho huevos por día.
Examinar a todos los miembros de la familia para eliminar toda posibilidad de contagio y no confundir este problema con el cuero cabelludo sensible o la dermatitis atópica que son dolencias totalmente diferentes con síntomas similares.