Para limpiar la piel, las mascarillas naturales son muy eficaces. Veamos algunas recetas para cuidar la piel del rostro a diario.
La mascarilla, una solución muy eficaz
La mascarilla se parece a una pasta que se aplica sobre la cara para limpiarla y tonificarla. Antes de prepararla, conviene purificar la piel con agua de rosas o de azahar. También se puede utilizar una infusión caliente de tomillo o de manzanilla. Las mascarillas de belleza son además muy fáciles de preparar y de usar. Para comprobar su calidad, su textura debe ser cremosa.
¿Tenéis la piel irritada? Poned una cucharada sopera de yogur natural y una zanahoria. Se ralla la zanahoria lo más fina posible y se vierte el yogur. Luego basta con meter la mezcla en la nevera durante dos horas aproximadamente.
Después de haber limpiado la piel, aplicad la pasta sobre el rostro y el cuello protegiendo bien los ojos. Dejad reposar durante 10 minutos, y luego enjuagad con abundante agua. Esta mascarilla calma la piel, y ofrece un brillo especial, asà como una suavidad extraordinaria.
Cuidar la piel grasa y las arrugas con las mascarillas naturales
Las pieles grasas tienen tendencia a presentar una textura grasienta muy poco agradable. Para combatirla, necesitaréis dos cucharadas de arcilla fina que mezclaréis con agua templada. De esta forma se obtiene una pasta densa que se debe aplicar sobre el rostro durante 20 minutos. Para enjuagar no hay nada mejor que el agua templada. Para que el rostro recupere su brillo, un poco de agua de rosas mezclada con algunas gotas de benjuà será muy eficaz.
Finalmente, para prevenir el envejecimiento cutáneo, la mascarilla de miel ofrece a la piel firmeza y tonicidad. Esta mascarilla tiene un efecto inmediato pues rejuvenece la piel del rostro y reduce las arrugas. Para confeccionar la mascarilla se deben mezclar 3 cucharadas soperas de miel con 2 ó 3 gotas de zumo de limón. Basta con mezclar los dos ingredientes y aplicar el conjunto sobre la cara y el cuello durante media hora aproximadamente. Luego sólo basta con enjuagar con agua limpia.
Estas mascarillas se deben aplicar cada dos semanas para mantener un rostro limpio y brillante. El enjuague se efectúa igualmente con agua mineral templada o agua de rosas, en función de los gustos de cada una. Finalmente, el rostro se debe secar con un pañuelo de papel o de algodón.