En la actualidad la nutrición y el estilo de vida saludable se han convertido en dos pilares fundamentales de buena salud, sobre todo porque la mayoría de las personas buscan cada día mejorar su calidad de vida. Así, los ácidos grasos y los taninos en la nutrición se han vuelto dos temas de moda.
Sin embargo, a pesar de ser dos temas de los que todos hemos escuchado hablar siempre es bueno profundizar un poco más en estos dos conceptos fundamentales para una alimentación saludable.
Por un lado los ácidos grasos esenciales son aquellos que el organismo no es capaz de fabricar por sí mismo y por ello la razón de llamarse “esenciales”, ya que deben incorporarse a través de la dieta.
Entre los ácidos grasos esenciales se encuentran el ácido eicosapentaenoico, que pertenece a la familia de los Omega 3 y se encuentran en los pescados azules como arenques, atún y sardinas, frutos secos, semillas y algunos vegetales como las espinacas y la soja.
En particular este ácido graso es el encargado de mantener un buen funcionamiento de las neuronas y actúa como vehículo de transporte de otro ácido graso que es el ácido docosahexaenoico, también perteneciente a los Omega 3 y que se encuentra en vegetales como la lechuga, pescados azules y nueces, siendo esencial para el buen desarrollo del feto.
Por último el ácido gamma-linoléico, pertenece a los ácidos grasos Omega 6 y es fácil de hallar en el aceite de onagra y la grosella negra, estos ácidos ayudan por ejemplo a mantener la piel hidratada.
Por su parte, los taninos son sustancias que provienen del metabolismo de las plantas y éstas los utilizan como un mecanismo de defensa contra el herbivorismo, obteniendo como resultado el rechazo por parte de los animales a consumirlas.
Las frutas, cuando aún no se encuentran maduras poseen un alto índice de taninos que además tienen la propiedad de evitar su putrefacción.
Existen diferentes tipos de taninos como los hidrolizables, complejos y los proantocianidinas.
Asimismo, cada planta crea su propia fórmula de taninos a pesar que tienen ciertas características que les son comunes a todas como su efecto astringente que le otorga propiedades antidiarréicas, teniendo también un efecto que favorece la coagulación de la sangre y la curación de heridas.
Frutas como la granada con un alto índice de antioxidantes poseen también gran cantidad de taninos, encontrándose también en la manzana, grosella, arándano, fresas, zarzamora, uvas, vino tinto, café y té.
Sin embargo y a pesar de sus beneficios, el consumo de alimentos ricos en taninos debe ser hecho con algunos cuidados ya que éstos reducen la capacidad del organismo para absorber tanto el hierro y calcio como otros minerales indispensables para el cuerpo.
Separar la ingesta de fuentes de hierro que se dan en las comidas principales de aquellos alimentos que aportan taninos es indispensable.
Para lograr esto no debe consumirse té o café hasta dos horas después de haber comido y no comer frutas ricas en tanino durante las comidas principales, no mezclando complementos de hierro junto con complementos ricos en taninos.