La pérdida de grasa puede ser un tema complicado y sencillo a la vez. Complicado porque existen muchos factores que limitan a una persona a la hora de perder grasa. Sin embargo, con un buen sistema de entrenamiento, una buena organización, y buenos hábitos alimenticios, es fácil perder grasa al tiempo que se aumenta la masa muscular.

Oxígeno y pérdida de grasa

Las células del cuerpo necesitan básicamente dos cosas: oxígeno y glucosa. Si falta alguna de ellas, miles de células del cuerpo no pueden funcionar correctamente. Las células del cuerpo producen adenosina trifosfato, que es la fuente de energía de base del cuerpo, y la que permite a cada célula realizar lo que hace. Sin esta sustancia, nada funciona correctamente. La reducción de la producción de adenosina trifosfato interviene en el proceso de envejecimiento.

Aunque existen muchos elementos nutritivos que contribuyen a la producción de adenosina, uno de los elementos fundamentales es el oxígeno. Si las células no reciben las cantidades suficientes de oxígeno, nada en el cuerpo funciona correctamente, y tampoco la pérdida de peso.

Régimen

En medicina clásica, una reducción de la capacidad a la hora de proporcionar oxígeno a las células suele llamarse anemia, un estado que hace referencia a un déficit cuantitativo y cualitativo de la capacidad de los glóbulos rojos para llevar oxígeno a los tejidos y órganos del cuerpo.

Pérdida de grasa y glucemia

El equilibrio de la glucemia es el objetivo de todos los regímenes. En realidad los niveles de azúcar desequilibrados en la sangre provocan problemas de salud, incluidos el exceso de peso y la dificultad para perder grasa.

Cuando hablamos de equilibrio de la glucemia, hablamos de dos posibilidades: La resistencia a la insulina, y la hipoglicemia. Estos dos desequilibrios son el resultado de una insulina demasiado alta.

La resistencia a la insulina

Cuando alguien es resistente a la insulina, la glucosa no puede entrar de forma eficaz en la célula. Cuando el azúcar en la sangre no penetra en las células de forma adecuada, se mantiene en la circulación general y no se almacena. Por consiguiente, el organismo produce niveles más altos de insulina para eliminar la glucosa de la sangre, lo que provoca una mayor disfunción metabólica.

La hipoglucemia

Las personas con tendencia hipoglicémica tienen periodos con una baja tasa de azúcar en la sangre, y por tanto de alta secreción de insulina y con niveles crónicamente altos. Durante los periodos con una baja tasa de azúcar en la sangre, la adrenalina se utiliza para subir la glucemia, lo que provoca un aumento de la glucemia y de la insulina. Son muchos los problemas asociados a una fuerte secreción de insulina.

Pérdida de grasa y estrés

Las glándulas suprarrenales son la principal defensa del cuerpo para gestionar el estrés. Cuando las glándulas suprarrenales están activadas, produce un cierto número de hormonas que ayudan al organismo a combatir los factores del estrés agudo y crónico. Una de estas hormonas es el cortisol.

La función principal del cortisol es el de aumentar los niveles de azúcar en la sangre para que el cerebro, los músculos y los órganos tengan el carburante suficiente para superar una situación de estrés.

Los problemas vienen cuando el estrés se hace crónico. Los niveles de cortisol crónicamente altos aumentan la tasa de azúcar en la sangre, que después eleva el nivel de insulina. Esto impide quemar grasas, independientemente del ejercicio y del régimen que se siga.

Hoy en día existen muchos factores de estrés crónico en la sociedad, incluido el estrés mental o emocional, las sensibilidades alimenticias, los desequilibrios de azúcar en la sangre, las infecciones, el exceso de ejercicio, etcétera.