Cuando hablamos de volver a nuestras raíces refiriéndonos a una alimentación sana, estamos hablando en realidad a re-aprender a comer de forma saludable y que los alimentos que consumimos sean nutritivos y también tengan un carácter terapéutico. Fue con esta idea que nació la llamada cocina terapéutica.
Este término fue una creación de la española experta en alimentación natural, Montse Bradford Bort, quien hace referencia a que la creación de esta cocina tuvo como objetivo hacer entender a las personas que existe otro lado más profundo de la cocina que se encuentra ligado con los efectos que cada alimento produce y también las reacciones a corto y largo plazo que pueden esperarse.
Dentro de este concepto se estudian las necesidades personales energéticas de cada persona tendiendo en cuenta su condición y constitución física, ya que gracias a eso es posible conocer cuáles son los mejores productos y de que forma cocinarlos para llegar a un equilibrio en el organismo.
De esta forma si una persona tiene frío preferirá una comida o bebida caliente lo mismo que si tiene calor preferirá un zumo de frutas o una ensalada de hojas verdes, algo que se conoce como “sentido común”.
Sin embargo, según los expertos como Montse Bradford Bort, hoy no se presta atención a las necesidades del cuerpo y así se ingiere cualquier alimento en cualquier momento del día, algo que propicia que el organismo no funcione bien, bajen sus defensas naturales y por ende sea un campo propicio para las enfermedades.
El motivo de alimentarnos bien es mantener una buena calidad de sangre que a su vez permite gozar de buena salud.
Por esa razón, la cocina energética utiliza alimentos naturales de origen vegetal y sin ningún tipo de proceso, rigiéndose por varios niveles que pretenden que la nutrición vaya de la mano con el arte de preparar alimentos para general energía, equilibrio y también salud y paz interior.
Por ello, los cereales integrales, frutas, verduras, endulzantes naturales, semillas, legumbres y también los germinados, son siempre los protagonistas en este tipo de cocina, siendo la mayoría de los productos orgánicos y sin ningún tipo de trato o proceso.
Entre los alimentos con los que cuenta la cocina energética podemos mencionar las proteínas vegetales como el tofu, el tempeh (fermentación del grano de soja) y el seitán (gluten), contribuyendo también el agregado de algas marinas como nori, hijiki y kombu de Japón, todo ellos productos muy utilizado en esta culinaria.
Asimismo, las algas son buenas para los riñones siendo recomendable aumentar su consumo en época de invierno para mantener la energía vital en alta.
Dentro de la cocina energética existen productos que no son bienvenidos, como las grasas, azúcares refinados, frutas ácidas y tropicales, lácteos como la mantequilla, leche, yogur, nata, estimulantes como el café y las bebidas gaseosas, los vinagres y el alcohol.
Aprender una nueva forma de alimentarnos y una novedosa manera de elegir los alimentos que vamos a ingerir es el principio de una mejor nutrición y una vida más saludable.