Es curioso, pero al igual que las hojas muertas de los árboles, cada año, entre finales del mes de agosto y finales de noviembre, el cabello de la mujer suele caerse. Este proceso no dura más de 4 a 6 semanas, pero es suficiente para que nos afecte moralmente.
Para algunas mujeres, esta caÃda del pelo estacional pasa de manera desapercibida. Para otras, puede conllevar una pérdida de pelo, 3 ó 4 veces más elevada que durante el resto del año.
El origen del problema
Con la primavera, y en verano, los rayos solares aumentan la segregación de hormonas que rigen el crecimiento del pelo y provocan una reacción comparable a la de las plantas: aceleración del crecimiento durante los meses cálidos y caÃda más abundante con el comienzo del otoño. Es como si el ciclo del pelo hubiese concluido.
Esto, en realidad no es un problema en sà mismo: después de algunas semanas, todo debe volver a su ritmo habitual. La caÃda del pelo debe ir disminuyendo progresivamente, hasta alcanzar niveles aceptables y no preocupantes.
Entonces, ¿qué hacemos, esperamos a que el otoño pase, o realizamos algún tipo de tratamiento capilar? Todo depende del estado de vuestro pelo. Si la densidad de vuestro pelo tiene tendencia a disminuir, es esencial seguir un tratamiento de mantenimiento. Más vale comenzar con el proceso terapéutico antes de que comience el tiempo de la caÃda capilar.
Utilidad de los tratamientos
Los tratamientos capilares no actúan directamente sobre el fenómeno de la caÃda (los cabellos que se caen ya están muertos desde hace algunas semanas), sino sobre los que crecen de nuevas, con el fin de hacer que sean más numerosos y tan fuertes como los que se han ido cayendo con el tiempo. Se trata de preparar el reemplazo.
Puede ocurrir que estas caÃdas normales del otoño no sean tan inocentes. Algunos pelos, si no se les ayuda desde fuera con un empujón, pueden volver a crecer pero más debilitados, haciendo que poco a poco la masa capilar esté menos tupida, y asà año tras año, hasta que ya nos sea casi imposible peinarla.