Todos en algún momento hemos sido adolescentes, y como tal, sabemos que la adolescencia es una etapa complicada. Siendo adolescentes se tiene la sana necesidad de encontrarnos a nosotros mismos, y la manera de hacerlo es muchas veces la de confrontarnos con la autoridad.
Sin embargo una cosa es lo que nosotros recordemos con vivencias pasadas, y la otra lo que pueda suceder a nuestro hijo, o futuro hijo, adolescente.
Si hay algo que tienes que tener presente es que la adolescencia es un lugar de transición y de cambio y como tal, es necesario que surjan complicaciones. El niño, que en su más tierna infancia hacÃa todo aquello que nosotros decÃamos cuándo nosotros lo ordenábamos, de repente, odia las normas y las reglas y mucho más las ordenes.
El adolescente necesita encontrar su propia personalidad y por tanto no delega ya sus responsabilidades a sus padres o tutores, sino que quiere ser dueño de lo que dice o hace. El problema surge cuándo para conseguirlo, es necesario enfrontarse con aquellos que representan o encarnan la autoridad.
El adolescente buscará encontrar o probar los lÃmites, por lo que será común que nuestro hijo empiece a sacar peores notas, a faltar al colegio o a dejar de lado aquellas actividades que antes hacÃa con sumo gusto. Para el adolescente lo más importante será sin duda sus amigos y es que los amigos lo son todo, incluso mucho más que la familia; estamos hablando de iguales.
En la adolescencia es necesario el pertenecer a un grupo y sentirse integrado, y eso es lo que llevará a nuestro hijo a hacer lo que crea necesario para conseguirlo, entre ello mentirnos o realizar actos que hasta entonces no se atrevÃa a realizar y que pueden comportar ciertos riesgos (como la tendencia a probar: alcohol, el tabaco, deportes de riesgo, etc.).
Sin embargo debemos tener presente que esta es una etapa pasajera por la que nuestro hijo pasará para acabar de formarse como persona, por ello, aunque sea una etapa complicada, debemos ser conscientes de la necesidad de que exista, dejando que pase y se diluya para encontrarse a sà mismo.