Cuando los músculos del cuerpo se sumergen en piscinas, se desprenden de la acción constringente de la gravedad y pueden trabajar de manera más eficaz. Además, la presión del agua sobre el cuerpo se reparte de forma uniforme, combinando la sensación de flotar, con una acción relajante.
El cuerpo, por otro lado no siente la subida de su temperatura interna, puesto que el agua participa en la regulación térmica. De esta forma relajado, el cuerpo está más dispuesto a realizar una serie de ejercicios. El aquabiking es un excelente ejercicio que se beneficia de todas estas ventajas.
El material necesario para la práctica del aquabiking es un aparato similar a las bicicletas estáticas, pero que soporta la inmersión debajo del agua. Para quienes tienen una piscina, son muchas las marcas especializadas en este tipo de aparatos de fitness que ofrecen modelos de aquabiking por un precio comprendido entre los 850 y 2000 euros.
En caso contrario, existen muchos clubs de natación y piscinas municipales, asà como centros de fitness que ofrecen sesiones de aquabiking dirigidas por un entrenador especialistas en la materia.
La sesión de aquabiking
El principal objetivo de una sesión de aquabiking es el de quemar calorÃas gracias a los ejercicios practicados. Con un cansancio menos sensible que en una bicicleta estática, se pueden practicar los ejercicios con un mayor margen de tiempo.
Para comenzar, lo ideal es una sesión de calentamiento, con el fin de preparar los músculos a los ejercicios más intensos que seguirán posteriormente. Este calentamiento dura entre cinco y siete minutos para una sesión total de 45 minutos. En ese tiempo se pueden perder hasta 500 kilocalorÃas por sesión.
Gracias al aquabiking, se pierden calorÃas, pero también se elimina celulitis de forma más fácil que en tierra firme, se trabajan los abdominales suavemente, y se mejora la circulación sanguÃnea.
Por otro lado, psicológicamente, el aquabiking aporta otra serie de ventajas que no conviene dejar de lado.