La elección del vestido de novia suele convertirse en un quebradero de cabeza. Es normal que os sintáis perdidas ante tantos estilos diferentes, formas y colores, pero también debéis tener en cuenta vuestra propia morfología. Veamos unas cuantas pistas para poder elegir lo más correctamente posible el vestido que mejor se adapte a vuestra propia silueta.
Para una mujer pequeña
Para darle un toque moderno, se puede optar por un vestido corto, combinado con un calzado de tacón alto, de forma que podáis ganar algunos centímetros. Se deben priorizar los vestidos sin cintura, porque corréis el riesgo de que rompan vuestra silueta.
El estilo imperio es ideal para las mujeres de poca altura: permite subir la cintura y borrar las curvas de las caderas. Estos vestidos crean la ilusión de tener unas piernas más largas, y alargan la silueta.
Si tenéis las piernas muy cortas, un vestido de tubo es el ideal, puesto que permite que las piernas parezcan más largas. Pero cuidado, este corte de vestido no se adapta bien a las mujeres con algunos kilos de más.
Los vestidos en forma de trapecio, el estilo sobrio, los tejidos fluidos como la seda o la muselina son los mejores. La cola y el velo deben tener una longitud razonable. Para las más atrevidas, se puede probar con un escote con tirantes finos.
Definitivamente, se deben dejar de lado los modelos con demasiado volumen, y los tejidos con muchos motivos.
Para una mujer alta
Se considera que una mujer es alta, si mide más de 1’75 m. Lo importante aquí es decantarse por un corte de vestido que rompa la silueta, para no dar la impresión de tener un cuerpo desgarbado.
Si os gustan los vestidos originales, lo ideal es decantarse por un modelo de líneas desestructuradas o asimétricas, que se adapte bien a una figura más bien estilizada.
También podéis elegir un vestido que presente varios motivos, brocados o volantes, en su parte inferior. En cualquier caso se deben evitar los vestidos con demasiado volumen.