En occidente existe un gran desconocimiento sobre el modo de vida oriental. Es normal, nuestra manera de entender el mundo está relacionada con la cultura y la sociedad en la que vivimos, de aquí que cosas tan normales como puede ser el sexo tántrico, a nosotras nos parezca extremadamente exótico.
Mientras que para nosotros el sexo es considerado un modo de relación y disfrute del placer del propio cuerpo, en este modo de entender la sexualidad, ésta se considera una manera de exploración de la espiritualidad en la que lo más importante no se concentra en un solo sentido, sino en los cinco.
El sexo tántrico va más allá del simple placer sexual físico. Se trata de un placer donde la conciencia juega un papel esencial y donde es importante poder liberarnos de la energía. Para aquellos que desconozcan el origen de la palabra tantra y su significado, sólo añadir que ésta significa “construir” y se refiere al hecho de poder construir nuestra propia conciencia.
En el sexo tántrico el hombre explora su feminidad, la mujer su lado masculino. Además, curiosa la noción de orgasmo que tienen ellos, que poco que tiene que ver con la visión occidental. En el orgasmo tántrico va más allá de la eyaculación, la clave es prolongar al máximo la experiencia para llegar al orgasmo verdadero, permaneciendo ilimitadamente hasta el límite.
La eyaculación en el sexo tántrico no es lo importante y d hecho los hombres pueden tener orgasmos sin tener que eyacular. De la misma manera son muy importantes los orgasmos femeninos, ya que la satisfacción femenina es altamente imprescindible para llegar a ese nivel superior de conciencia del que esta práctica tanto nos habla.
El conocer el propio cuerpo y el de nuestra pareja es necesario y justamente esto es lo que pone de relieve el sexo tántrico. Ya va siendo hora de que ambos sexos seamos capaces de ir más allá, intentando llevar una vida sexual plena que deje atrás la rutina.