En tiempos de crisis hay que hacer prueba de imaginación y conseguir desprenderse de aquellos cuidados cosméticos que pueden ser reemplazados sin problemas, por otra serie de productos más caseros, o más baratos.
Si queréis hacer un poco de sitio en vuestro neceser de viaje, o despejar algo más las estanterÃas de vuestro cuarto de baño, podéis perfectamente renunciar al uso de varios desmaquilladores. Esto no quiere decir que debáis renunciar a desmaquillaros a diario.
Con una simple crema para el cuerpo, se puede conseguir el mismo resultado, puesto que a nivel de su fórmula de composición, encontramos los mismos activos. En un producto desmaquillador, es la fase grasa, es decir el aceite, lo que desmaquilla realmente. Y, por supuesto, esta fase grasa también está presente en otro tipo de cuidados corporales.
Lo mismo ocurre con una crema para la cara (esta vez renunciaremos a ella por una simple cuestión de presupuesto, puesto que este tipo de cremas suele ser bastante caro). En todo caso, debemos tener cuidado de que nuestra crema corporal que vamos a utilizar para el rostro no contenga perfume ni alcohol.
Es preferible el uso de cremas básicas. También se pueden utilizar para los ojos, pero si os maquilláis mucho, no serán tan eficaces como un desmaquillador especÃfico.
Entonces, si la crema corporal puede servir de desmaquillador, ¿éste puede hacerlo como crema corporal? Pues la respuesta no es fácil. Los desmaquilladores suelen ser muy suaves, y por lo tanto puede que no sean tan hidratantes como la crema corporal que utilizamos habitualmente.
El poder del aceite de cocina
Una vez que ya sabéis que lo que quita el maquillaje es la parte grasa, se puede deducir con facilidad que vuestros aceites alimenticios también pueden ser utilizados para conseguir el mismo objetivo. Desmaquillarse con aceite de oliva puede parecer una locura, pero la verdad es que funciona.
Igualmente, los aceites alimenticios sirven para nutrir la piel. También se pueden utilizar por la noche en vez de aplicar una crema. Sus beneficios son claros: son ricos en ácidos grasos, y en vitaminas, y sobre todo son las mismas que están presentes en nuestras células.