Hoy en dÃa ya no es necesario tener a un hombre a nuestro lado para proporcionarnos placer y poder disfrutar del sexo. La liberación de la mujer ha traÃdo con ella un montón de artilugios que pueden servirnos perfectamente para disfrutar de nuestro cuerpo sin tabúes de ningún tipo. Uno de los objetos que más de moda se han puesto en los últimos años son los vibradores.
Todas hemos oÃdo hablar de ellos, aunque no todas hemos tenido el placer de probarlos. Los vibradores tienen como finalidad producir el orgasmo en la mujer. De ellos, los más conocidos son los que tienen forma fálica (aunque no siempre mantienen la forma de un pene, sino que los hay con variantes divertidas como por ejemplo de animales) que se introducen en la vagina con la intención de producir satisfacción. La mayorÃa de estos vibradores tienen ruedecitas que regulan la fuerza de la vibración, de la misma manera que la mayorÃa pueden cambiar el sentido de su movimiento.
No obstante, de vibradores hay muchos y de muchos tipos en las sex shop, además de estos que recuerdan al miembro viril o consolador, también los hay que sirven sólo para excitar el clÃtoris y que suelen ser ideales para las mujeres que prefieren los orgasmos clitorianos. Además también tienen ruedas regulables que pueden variar la intensidad de la vibración. Muchos de ellos son sumergibles en el agua por lo que pueden ayudarnos a jugar con él y nuestra pareja ya que son ideales para dar suaves masajes .
Una variante muy original de vibrador que puso de moda la serie Sexo en Nueva York es el Conejo Rampante. Este tipo de consolador es multifunciones y no sólo se encarga de excitar la vagina sino también el clÃtoris, por lo que realmente el placer es doble. Puede regularse por ambas partes y al ser tan conocido han sacado muchas variantes económicas que no nos harán daño al bolsillo.
Si realmente crees que ha llegado el momento de abandonar las relaciones de aquà te pillo aquà te mato que tienen sólo como finalidad pasarlo bien una noche, apúntate a la moda y cómprate un buen consolador. El placer no siempre es cosa de dos.