Para los principiantes, la musculación suele ser sinónimo de dolores en la espalda, y riesgos de hacerse daño. Sin embargo, lo que muchas olvidan, es que gracias a una musculación correctamente practicada y adaptada, se puede reforzar la espalda para proteger al máximo el cuerpo de posibles daños físicos.
A continuación vamos a ver las causas de los posibles dolores de espalda, y también cuáles son los errores más comunes a la hora de hacer musculación. Conviene tener todos estos consejos en cuenta para evitar al máximo los daños físicos posibles.
Las causas del dolor
Antes de nada es importante situar la intención de este artículo. Los consejos generales que os damos nunca podrán reemplazar una consulta con un fisioterapeuta, o una sesión con un osteópata. Sin embargo, estos consejos os pueden ayudar a comprender los dolores y saber cómo tratarlos.
La espalda, y de forma más precisa la columna vertebral, es un elemento clave del cuerpo, que garantiza la unión entre los miembros inferiores y superiores. La columna hace de unión entre dos cinturas anatómicas importantes, los hombros y la pelvis. Sus funciones son múltiples, tanto en los aspectos de los rendimientos, de la salud, como del bienestar diario.
Dotada de una gran movilidad y capacidad de adaptación, la espalda puede regular la postura para garantizar la sujeción y la estabilidad cuando se mira de forma horizontal.
Los dolores con ocasión de un esfuerzo de musculación, aparte de las patologías, pueden proceder de diversas causas, muscular, técnica, articular, ligamentotendinosa, preparatoria para el esfuerzo, etcétera.
A nuestro nivel podemos actuar fácilmente sobre los parámetros musculares, técnicos y de preparación para el esfuerzo.
Para comprender mejor los dolores, es interesante ver si se presenta:
- Una postura particular, hombros hacia delante, cabeza hacia delante, cabeza orientada hacia la parte superior, curvatura lumbar acentuada.
- Una falta de flexibilidad de los isquios femorales.
- Una falta de flexibilidad de los flexores de las caderas.
- Una falta de tono de los músculos espinales.
- Una falta de tono en los abdominales.
- Una falta de tono en los fijadores de los omoplatos.
- Una falta de movilidad a nivel de la columna, de la pelvis o de la cabeza.
- Una mala colocación a la hora de hacer el movimiento.
- Una falta de preparación para el esfuerzo.
Evidentemente, esta lista no es exhaustiva, pero permite reflexionar y conocer mejor el cuerpo. Encontrar el origen del dolor o de la molestia permite también tratarlo y poder hablar con el fisioterapeuta.
El calentamiento insuficiente
La preparación para el esfuerzo es fundamental para tener buenos rendimientos, y sobre todo permanecer más tiempo durante el entrenamiento. Para un buen calentamiento músculoarticular se debe optar por la movilización articular con rotaciones de las rodillas, flexiones y extensiones de las rodillas.
Estiramientos balísticos y progresivos, con círculos realizados por los brazos, movimientos de rotación, levantamiento de la pierna. Para el automasaje se puede utilizar una pelota adaptada en las zonas doloridas o que molestan durante la ejecución de los movimientos. Esperemos que con estos sencillos consejos podáis tener más cuidado a la hora de cuidar vuestra espalda.