Cada tipo de piel requiere su propio cuidado regenerador, como por ejemplo la baba de caracol. Esto es muy importante para el cuidado de la piel, respetando su naturaleza y sus necesidades. Por tanto, se deben escoger productos adaptados para una piel seca, para una piel normal o mixta, para una piel grasa, y para una piel con arrugas y manchas.

Igualmente conviene pensar en las zonas frágiles del rostro como el contorno de ojos y los labios, que presentan una piel particularmente fina y frágil. Estas zonas requieren cuidados específicos, concretamente el contorno de ojos que tiene una piel diez veces más fina que la del resto de la cara. Los labios también son una parte frágil de la cara y merecen un cuidado particular. Se debe hidratar, sobre todo en invierno, a través de un stick de labios a base de ácido hialurónico.

La piel del cuello, también más fina, dispone de menos glándulas sebáceas. Y el número de estas glándulas se reduce con el tiempo. Esta zona también suele estar sujeta a un envejecimiento más rápido, por tanto conviene pensar en extender el cuidado para el rostro y el cuidado hidratante sobre el cuello.

En invierno, el frío es un enemigo suplementario porque seca la piel, cuartea los labios. Para evitar irritaciones cutáneas, la clave está en una correcta hidratación. En estos periodos de frío, la barrera protectora de la epidermis se fragiliza y se deshidrata, por tanto para hacer frente a todas estas agresiones externas, estos son los consejos que conviene seguir.

Belleza

La exfoliación

La epidermis, que presenta una capa extremadamente fina de la superficie de la piel, se debe limpiar de todas las células muertas y de las impurezas provocadas por la contaminación del aire. Esta limpieza permite la penetración en profundidad de la baba de caracol, y de esta forma, se optimiza el trabajo de regeneración de los activos naturales presentes en este producto natural. Esto favorece igualmente una regeneración máxima de las células cutáneas, un alisado y una purificación de la piel.

Lo ideal es realizar una exfoliación de la piel lo más suave posible para respetar el equilibrio de la epidermis, incluso en pieles sensibles: una vez por semana para pieles normales y grasas, y una vez cada dos semanas en pieles secas.

Un cuidado demasiado agresivo corre el riesgo de dañar las células de la piel que se han creado de nuevo tras la regeneración natural intensificada por los tratamientos a base de baba de caracol. Para el resto del cuerpo se puede utilizar un guante de crin, una vez por semana, para crear una mayor penetración de la crema que va a tratar los problemas de la piel del cuerpo, como son las estrías o la celulitis.

Desmaquillar la piel

Al final del día, los residuos de la crema y del maquillaje se degradan y se oxidan, y si permanecen sobre la epidermis, la pueden agredir. A esto tenemos que añadir la contaminación, o las micropartículas que se fijan al sebo y terminan por oxidarse. Si no se desmaquilla la piel, las toxinas se acumulan en la superficie del rostro, y la flora cutánea se altera.

Por lo tanto, la piel tendrá mayor dificultad a la hora de garantizar su función como barrera natural, provocará la deshidratación y facilitará la aparición de arrugas. Por tanto, se debe limpiar perfectamente la piel del rostro por la noche, eliminar los restos de maquillaje, preservando así la juventud del rostro.

Es necesario quitar el maquillaje por la noche y no por la mañana puesto que al amanecer, este proceso puede agredir la capa protectora de la epidermis que se ha formado por la noche. Para una limpieza de la piel suave, especialmente con baba de caracol, y para respetar su equilibrio y no agredirla, se debe utilizar un jabón natural a base de baba de caracol biológico, o un desmaquillador a base de baba de caracol.

La hidratación

La dermis está formada de un 70% de agua, y la epidermis de un 15%. Para conservar una tasa óptima de hidratación, es importante optar por cuidados diarios que hidraten y equilibren el nivel de agua en el corazón de la piel. Las vitaminas A y E, presentes en la baba de caracol, contribuyen a mantener esta hidratación.

Durante el invierno, la epidermis se ve particularmente agredida por diversos factores externos como el viento, la contaminación, las condiciones climáticas, etcétera. El frío contrae los capilares y perturba la circulación sanguínea, lo que acelera la deshidratación de la piel.

Para remediar esto y reforzar la barrera protectora de la epidermis, existe una regla de oro: la hidratación. Una piel seca requiere mayor hidratación, por lo tanto se debe aplicar una crema para pieles secas, y si fuera necesario, añadir serum a base de ácido hialurónico, que es un hidratante intensivo, además de ofrecer una acción antiedad.

El ácido hialurónico actúa como una esponja absorbiendo el agua presente en los tejidos cutáneos. Actuando como un film protector en la superficie cutánea, impide que el agua se evapore, evitando así la pérdida insensible de agua, y favoreciendo una hidratación óptima natural a largo plazo, sin obstruir los poros.