El ambiente en el trabajo es casi tan importante como el familiar, teniendo en cuenta la cantidad de horas que pasamos encerradas en él. Es por ello que, además del buen rollo con los compañeros, debemos intentar mantener una relación cordial con nuestro jefe. ¿Cómo? A continuación os dejamos unos cuántos consejos que pueden ayudar a subsanar una relación vibrante:
– Sonríe. Por muy básico que esto parezca, es una de las claves para favorecer una relación de cualquier tipo. La sonrisa es, junto con las lágrimas, una de las emociones más empáticas que tenemos el ser humano por lo que es fácil sentirse contagiado por ella. De la misma manera, si te pasas el día de morros, es obvio que tu jefe lo notará y actuará en consecuencia.
– Ten iniciativa. Los jefes suelen ir siempre muy estresados, si crees que puedes hacer algo para ayudarle o tienes una visión distinta que podría optimizar su trabajo, no dudes en comentárselo. No hay nada que guste más a un jefe como que alguien le sugiera algo válido que pueda subsanar una situación complicada.
– No critiques. Por mucho que vayas de birras con tus compañeros, en plan amigos, nunca olvides que compartís techo laboral y que por tanto, es muy posible que tus comentarios se acaben extendiendo en la oficina. Si un día tienes un percance con tu jefe, no lo vayas aireando. Las diferencias no nos pueden consentir dejar de ser respetuosos.
– Si no te gusta algo, dale la vuelta. Muchas veces nos mandan hacer cosas que no nos gustan o que simplemente podrían hacerse mejor de otra manera. En estos casos sé inteligente, intenta encaminar la alternativa que crees adecuada hacia tu terreno sin que tu superior se dé cuenta. Acabarás convenciéndolo haciéndole creer que la idea es suya.
– Escúchale. No se trata de convertir a tu jefe en tu amigo, ya se sabe que no se debe mezclar los negocios con el placer. Simplemente intenta interesarte por lo que hace, mostrándote atento y cordial, eso hará que empiece a confiar en ti si no lo hace.