Si hay algo que todos tenemos más o menos claro, es que hemos llegado a la crisis económica actual por un error en nuestras prioridades.
Hemos nacido en una sociedad consumista y crecido en ella, adecuándonos a sus costumbres. Por eso, teniendo en cuenta el derroche de dinero que suele haber estas navidades, debemos reeducarnos nosotros y educar a la vez a nuestros hijos que son nuestro futuro y el futuro de un paÃs.¿Cómo? Convirtiéndolos en consumidores responsables.
Una de las maneras que puede ayudarnos a prohibir que nuestros pequeños caigan en esta espiral del capitalismo y el consumismo feroz, es justamente proponernos ayudar a nuestros hijos a escribir una carta razonable a los Reyes Magos.
Para conseguirlo será necesario dedicarle el tiempo necesario, sentándonos una tarde con nuestro hijo y la carta para ayudarle a analizar las prioridades. Primero debemos contabilizar los regalos haciéndole ver que en total podrá contar con 2 regalos en casa, 2 en casa de los abuelos (abuelos paternos, maternos) y 4 de parte de los tÃos, teniendo un total de 8 regalos (cuantÃa que variará dependiendo familiares, etc).
Cuando se le indica al niño pensar en 8 cosas para pedir a los Reyes, se le debe recalcar que debe pedir cosas qué realmente necesite y le hagan falta. Por ejemplo, si pide un coche excavadora y tiene uno que ya lo es en perfecto estado, debemos hacerle ver que no le hace falta otro ya que el suyo cumple con esa función.
Tras esta primera reflexión debemos hacer razonar a nuestros hijos para que piensen en los objetos que tienen y en aquellos que les faltan.
Quizás tienen un coche excavadora pero no tienen un juego de construcción. Además, algunos estudios han demostrado que el hecho de que un niño siempre pida los mismos juguetes, limita su creatividad. Es muy común decir:» es que a mi hijo le gusta mucho jugar a juegos de mesa». Si la mayorÃa de juguetes que tiene van en esa lÃnea es normal que asà sea.
Que el niño pida lo que le falta es un primer paso para deshacernos de la cultura del usar y tirar que no da más de un año de vida a los objetos.